Se agravan los problemas de deforestación en el Amazonas, la mayor zona de selvatropical de la Tierra.
Según concluye un nuevo estudio realizado por científicos de varias instituciones, de continuar la tendencia actual, los resultados serán devastadores en pocos años.
El Amazonas, una gran extensión de terreno con una superficie total aproximada de 7,5 millones de kilómetros cuadrados, de los que algo menos de la mitad corresponden a selvas tropicales, corre serios peligros de desaparecer tal y como la hemos conocido hasta hoy.
De los 6 países entre los que se reparte el territorio (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, y Venezuela) , Brasil cuenta con aproximadamente 5 millones de kilómetros cuadrados de extensión, alrededor de dos tercios del total.
Un nuevo estudio publicado en la revista Science en el que intervinieron investigadores pertenecientes a la Universidad estatal de Oregón, el Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsoniano, la Universidad Estatal de Michigan y el Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas, considera que los programas de conservación puestos en marcha hasta ahora son totalmente inadecuados para contrarrestar la destrucción que las diversas actividades humanas están provocando.
"Hemos oído mucho sobre ecoturismo, silvicultura sostenible y otros esfuerzos en conservación en el Amazonas", comenta Scott Bergen, científico forestal de la Universidad Estatal de Oregón y coautor del informe, "pero si los planes de desarrollo llegan hasta el final, perderemos la mayor zona salvaje que queda sobre la Tierra y una enorme cantidad de la biodiversidad del mundo. Y eso, desde luego, sin considerar el enorme impacto en el ciclo del carbono, el cambio climático global y el calentamiento por el efecto invernadero".
Los problemas de deforestación en el Amazonas no son nuevos, pero este estudio, dicen los expertos, es uno de los primeros en contemplar un amplio rango de causas, tales como el crecimiento de la población, las políticas económicas, la construcción de oleoductos, carreteras, líneas de alta tensión, la influencia de compañías madereras multinacionales, la agricultura por corte y quema, las explotaciones mineras, la exploración petrolífera y muchas otras actividades. El estudio proyecta el impacto real de aquellas causas sobre el paisaje del Amazonas 20 años en el futuro.
Según concluye el estudio, de consentirse la continuación de las tendencias actuales, los resultados serán devastadores. Las poblaciones no indígenas en el Amazonas brasileño se han incrementado unas diez veces desde 1960, pasando de 2 millones a 20 millones de personas. En los próximos siete años, bajo el enorme nuevo programa de desarrollo económico "Avança Brasil", hay planificadas inversiones totales de 40.000 millones de dólares en diferentes proyectos entre los que figuran la creación de autopistas, vías férreas, proyectos hidroeléctricos, etc. Sin embargo, las agencias medioambientales clave en el Brasil son en su mayor parte excluidas de la planificación de esos desarrollos.
Las carreteras, antes confinadas al perímetro de la selva amazónica, empiezan hoy a adentrarse en el corazón de la cuenca, y muchos de los aprovechamientos del suelo, posibles gracias a ellas, están destruyendo la selva.
En el estudio se han desarrollado dos modelos para evaluar los impactos futuros deesta tendencia, en base al estudio de los patrones de desarrollo en Brasil durante décadas recientes y a los planes actuales. Aunque uno de los modelos es más optimista que otro, ambos sugieren que el Amazonas brasileño será alterado drásticamente con los actuales esquemas de desarrollo. Bajo el peor escenario, menos del 5 por ciento de la tierra sobrevivirá como selva original, y un 42 por ciento de la región será entera o gravemente degradada en el año 2020.
El trabajo informa que aunque la tasa de destrucción de la selva amazónica brasileña (de más de 20.000 Km cuadrados al año) es la mayor del mundo, como resultado de las autopistas e infraestructuras planeadas durante los próximos 20 años se espera que el ratio se incremente aún más: un 25 por ciento al año en el escenario menos optimista y un 14 por ciento en el más favorable.
"Parte de lo que es importante de este informe es que hemos intentado unir juntos una gran cantidad de componentes que a menudo no son considerados, pero que tienen impactos a largo plazo sobre el uso del suelo", comentó Bergen. "La última conclusión es que a pesar de los mejores esfuerzos realizados por mucha gente y los cientos de millones de dólares gastados en conservación, el ratio de deforestación en el Amazonas Brasileño no ha disminuido y en algunas zonas incluso han aumentado".
Según los investigadores, no es tarde para perseguir una solución, pero esta probablemente requerirá un nuevo enfoque del Gobierno y la población de Brasil. Los pagos debidos a los "créditos de carbono", disponibles bajo el Protocolo de Kyoto como parte del esfuerzo para dirigir el calentamiento global, son en su opinión una opción clara.
Bajo esta estrategia, las empresas y naciones del mundo literalmente pagan por los derechos a continuar con sus planes de desarrollo que inyectarían carbono a la atmósfera (siempre que los planes de desarrollo en otra parte fueran abandonados). El Amazonas brasileño ofrece un sitio ideal para vender estos créditos de carbono, los cuales podrían suministrar hasta 2.000 millones de dólares al año a Brasil, mientras este mantenga las selvas del Amazonas intactas.
Según los investigadores, además del dinero que este mecanismo podría suministrar, Brasil debería también considerar los beneficios de los bosques intactos para reducir inundaciones, conservar los suelos, mantener el clima de la región estable, preservar la biodiversidad y soportar tanto las poblaciones locales como el ecoturismo.
También sugieren que el suelo agrícola en Brasil podría ser utilizado intensivamente en vez de extensivamente, favoreciendo una agrosilvicultura de mayor nivel y los cultivos perennes frente a los pastos para ganado mantenidos mediante quema y los cultivos de corta y quema.
"Sin embargo, tal modelo es muy poco probable que se desarrolle", dicen los investigadores en su informe, "cuando el suelo es barato, los incendios destructivos son comunes y se abren continuamente vastas nuevas fronteras para su colonización".